Primero Utilicemos la frase de Ernst Cassirer; el mito es una objetivación de la experiencia social.
Cuando hablamos de mito hablamos de una configuración completamente diferente a lo real, pero sin dejar ese sabor a que algo de lo dicho, narrado o escuchado es cierto de una o de otra forma, independiente de si se cree, especula o si no se cree. Habíamos tratado el mito en alguna ocasión como la corteza externa de la realidad, de una realidad que esta tenuemente en la mentalidad de quien posee un mito, ¿ahora bien en que momento algo no real cobra tanto valor en caso de que el mito no sea esto? ¿Que se gana con extender un mito a oídos de los escuchas de múltiples lugares, a diferentes especies, a la cantidades infinitas de generaciones que pasan en el tiempo? ¿Es acaso real entonces que un mito pueda ser tratado como verdad? Pues en realidad hasta el momento no lo sabemos porque el mito surge de las cenizas, renovado cada vez, y cuando se pretende una nueva visión de él, no nos lo permite por que tiene la habilidad de configurarse y camuflarse de múltiples formas, incluso conociendo su escondite es casi imposible ir mas allá con el.
El mito una palabrería no absurda pero que nos enreda con la de tal forma como elocuencia tengan sus narradores, el mito nace, crece y se reproduce con el lenguaje con la fina comunicación que se maneja entre personas, ciudades, países y después de desenvolverse de esta manera es difícil que muera en el tiempo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario